Y ahora que me siento muy cansado,
quisiera relajar todo mi cuerpo,
quisiera relajar también mi alma.
Para esperar, sin saber lo que espero.
Para mirar, sin saber lo que miro.
Para pensar, sin saber lo que pienso.
Para morir, tal vez para morir,
puesto que a nadie le importo ni intereso
y en el morir podría yo encontrar
lo que he buscado siempre y lo que busco,
pero no sé qué es ni nunca lo he sabido.
En este punto me paro y me pregunto:
¿Y ahora qué?
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