Hemos pasado el ecuador del año hablando en
términos estacionales y mañana comienza la fase descendente: Otoño e Invierno
que nos llevará indefectiblemente a un nuevo inicio de Primavera dentro de seis
meses y, durante ese tiempo, espero que se hayan resuelto muchas de la
incógnitas que hoy no parecen tener solución y que, de una u otra forma, están
relacionadas con la formación de un nuevo gobierno del país que, según mi muy
humilde opinión, pasa por unas nuevas elecciones y esperemos que sean las
últimas y definitivas.
En estos momentos me vienen a la memoria los otoños calientes de otras épocas en las que se ponía toda la carne en el asador
antes de la firma de los Convenios Colectivos o de la aprobación de los
Presupuestos del Estado. Ahora parece que todo aquello ha pasado a un segundo
término esperando el maná del nuevo (o viejo, espero que no) gobierno.
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