No me gusta la
tarde
porque muere en la
negrura de la noche.
Yo prefiero la
noche
porque muere en las
luces de la aurora.
Y me encanta la
mañana
que acaba con el
sol allá en lo alto.
Mas estos sólo son
pobres pensares
que entretienen las
horas de mi vida
mientras ella,
frenética, insaciable,
devora los días sin
descanso
de mi existencia
loca.
No hay comentarios:
Publicar un comentario