Después
de comer salió al jardín y paseó observando las plantas como si entre ellas
pudiera aparecer el conejo blanco o el cazador de su sueño pero no fue tal y,
viendo que comenzaba a llover, volvió al interior.
El
cálido ambiente de la casa caldeada por la chimenea le recibió amigablemente.
Se preparó un café en la cocina y comenzó a beberlo sorbo a sorbo mientras,
sentado en su sillón, buscaba el mando a distancia para encender el televisor.
En la
televisión local estaban dando las noticias. Al parecer una chica había
aparecido muerta cerca del río y, aunque no decían su nombre, sí comentaban que
había recibido dos disparos de escopeta. Según el locutor daba la impresión de
ser un caso de violencia de género pero aún se estaba a la espera de las
declaraciones del jefe de la policía local.
El
sueño de las noches anteriores le llegó como un golpe que sintió hasta
físicamente. El cazador… había matado por fin al conejo que era,
indudablemente, la chica… pero el paralelismo entre la chica y el conejo se le
hacía demasiado grosero para haber aparecido así en un sueño… no, él no creía
en sueños premonitorios… estaba seguro al cien por cien de que sólo era una
casualidad… una desgraciada casualidad. En ese momento sonó el teléfono…
crees en las casualidades o en las casusalidades?
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