Sin tiempo me quedé,
también sin habla.
Todo fluía con tanta ligereza
que no me dio lugar para decirte nada,
ni siquiera un adiós apresurado,
ni un fugaz beso,
ni rozar tu mano,
ni tampoco un saludo,...
ya no estabas.
No tomes literalmente lo que aquí se muestra, siempre puede haber una segunda lectura... o, tal vez, no.
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