Fuente de los muchos caños
a espaldas de la Asunción.
El agua que tú derramas
y la brisa de la noche
componen un viejo son.
Que por doquiera se expande
y en la Mesa de San Pedro
hace bailes de salón
se pierde por las Angustias,
por su puerta de rincón,
para buscar a sus ríos
caminando entre naranjos
por esos pagos de huerta
hasta donde se hacen uno
Genil y Guadalquivir
y el agua se arremolina
al compás de tu canción.
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