sábado, 13 de octubre de 2018

La deuda impagada (8)


Se encontró en un salón rectangular donde había un tresillo y un par de mesas. Al fondo un aparador y a la derecha una chimenea apagada que tenía junto a ella dos sillones orejeros. La mujer estaba de pie junto a una de las mesas…
 ─ Bienvenido, señor … bueno… no importa su apellido y, tal vez es mejor que no lo sepa siquiera, al fin y al cabo, el mío tampoco es Mirabueno y esta no es mi casa. ─ Hizo un inciso como para coger aliento y prosiguió: ─ Después de esta entrevista espero que no nos volvamos a ver, a no ser que las cosas no sucedan como tengo previsto…
Ella era delgada y de buena estatura. Vestía una bata larga de satén negro que la hacía si cabe más esbelta y su rostro era invisible a través del velo que lo disimulaba y que caía desde un moño alto con el que llevaba recogidos los grises cabellos.
Nicolás permanecía mudo escuchándola como si se hubiera quedado ensimismado… La voz de la señora le volvió a la realidad.
He sabido por alguien de mi total confianza que ha sido usted víctima del canalla de mi… de don Aurelio que le tiene cogido de tal manera que no encuentra usted escapatoria alguna…
Nicolás asintió con la cabeza pues no le salía la voz del cuerpo.
Pues bien ─ continuó la anciana ─ yo le voy a sacar del atolladero. ─ Y diciendo esto rebuscó en una bolsa que tenía sobre una de las mesas del salón sacando un sobre de tamaño folio que le alargó a Nicolás…


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