Amanece,
amanece mientras la madreselva se enrosca lentamente en los alambres de la
cerca y la bignonia blanca la adorna con sus flores. El jilguerillo alegra con
sus trinos la mañana que poco a poco se va desperezando vistiendo con su luz el
florido jardín.
Las
lagartijas asoman de debajo de las plantas del huerto para saludar al sol que
nos visita cada día y los caracoles buscan refugio entre las hierbas. Los
perros olisquean los lugares donde escondieron los huesos sobrantes de su
comida del día anterior y la cogujada emite su canto estridente para
llamar a su pareja.
Levanta
el astro rey pausadamente al par que la vida renace a borbotones por doquier.
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