Este
año se están agostando los pastos demasiado pronto. Los girasoles, tristes, no
levantan cabeza pues tanto calor les impide mirar de tú a tú al Astro Rey. Es
tiempo de verano en primavera y los pajarillos abandonan el nido demasiado
pronto, casi sin emplumar del todo, porque la flama de la siesta les obliga a
buscar sitios más frescos aún con el riesgo de ser pasto de predadores.
Será el
cambio climático o será lo que sea pero, la verdad sea dicha, nos estamos
asando literalmente y por las noches tampoco bajan las temperaturas de forma
apreciable para dar un respiro a nuestros cansados cuerpos.
Alguno
dirá: “Hay que echar mano del aire acondicionado, que estamos en el siglo XXI”,
pero eso significa disparar el consumo de electricidad que, en su mayor parte,
se produce a partir de fuentes contaminantes.
Como la
amable persona que me lee habrá podido apreciar, hemos pasado de la bella prosa
poética a la prosa “prosaica” de nuestros días. ¡Lástima!
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