Fue cosa de mala suerte,… de malísima suerte.
Si no hubieran coincidido una serie de circunstancias, no estaríamos hablando
ahora del asunto.
Cuando salía del ascensor se dio de manos en
boca con el pesado del vecino del quinto tres que le estuvo dando la vara
durante un buen rato con lo bonitas que tenía sus macetas.
Mientras revisaba el buzón por si tenía
correspondencia, le atracó (es un decir) su vecina de al lado para darle las
quejas sobre el del quinto tres que regaba las macetas fuera del horario
autorizado y el otro día le arruinó el peinado, que le había costado un pico en
la peluquería, cuando se asomó a la terraza para ver quién acompañaba a la del
tercero que estaba recién divorciada.
El colmo fue cuando el portero salió de su cubil
para pedirle que le subieran el sueldo y amenazando con no sacar la basura en
caso contrario.
Estaba ya hasta el gorro de ser presidente de
la comunidad, menos mal que sólo faltaba una semana para la asamblea de vecinos
donde pasaría los trastos al siguiente de la lista y descansaría por un tiempo,
exactamente catorce años…
En estas disquisiciones andaba cuando salió a
la calle…
En el mismo instante, al vecino del quinto
tres se le escurrió de las manos una de sus preciosas macetas de gitanillas…
yo fui presidenta de la comunidad 18 laaaargooooosssss meses....
ResponderEliminarun horror para cualquiera...
besos.