El suave viento que hebraba tus cabellos
pasaba entre las ramas de los árboles
componiendo una sinfonía susurrada.
Tus ojos se encontraron con los míos
y ya no pude huir de tu mirada
pues fuiste tú mi luz y mi tormento,
mi amor y mi pasión desesperada.
Y es que de tu contemplación anonadado
ya no sé dónde estoy y entre tinieblas
solitario vago.
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