Cuando estaba en el colegio de los Maristas
había una fiesta anual en la que se proyectaba una película, cantaba la
Escolanía y se entregaban los premios a los mejores alumnos de cada clase. El
evento tenía lugar en el Cine (hoy Teatro) Góngora.
Cada año se otorgaban medallas de “Oro, Plata
y Bronce” a los alumnos más destacados en el estudio, y medallas de “Asistencia
y Puntualidad” a aquellos que no faltaban más de cinco días a clase y no
llegaban con retraso. Todos subían al escenario y recibían su galardón de manos
del director o de otras personalidades allí presentes. Como mi afición por el
estudio no era en absoluto sobresaliente, me afanaba en obtener la medalla de
la asistencia y puntualidad. Un año conseguí la dichosa medallita pero (siempre
hay algún pero) el día de la entrega amanecí con cuarenta de fiebre y me quedé
sin subir al escenario. Me la dieron sin ningún tipo de boato cuando volví a
clase y es que falté el día menos adecuado.
vaya tela.... que mala suerte...
ResponderEliminarbesos.